¡Piratas a la isla de los profes!

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Los niños y las niñas de Educación Infantil, cinco años, del cole Clara Campoamor, tenemos un amigo llamado El Pirata Feroz que posee la excepcional capacidad de enterarse de todo. Por ello esta pasada semana, y conocedor de la Unidad Didáctica que estamos llevando a cabo en nuestra clase, decidió dejarnos una carta proponiéndonos una adivinanza para facilitar la búsqueda de un nuevo tesoro en la siguiente isla a conocer: la Sala de Profesores. Sin olvidarnos, por supuesto, de nuestro kit de exploración, nos dirigimos a este inmenso territorio valientes cual grandes piratas que somos. A nuestra llegada descubrimos una isla desierta pero repleta de tesoros a descubrir: trofeos de campeonatos ganados por los niños del cole, una cafetera, álbumes de fotos de cursos anteriores… Aún rodeados de tesoros atractivos y estimulantes no olvidamos centrar nuestra atención en lo que El Pirata Feroz nos había encomendado, descubriendo dos cajitas de ceras blandas Manley, ¡nuestras preferidas! Dadas las circunstancias nuestra profe Cova no encontró momento mejor que ese para estrenarlas, coloreando un divertido pirata sobre la larga mesa en la que habitualmente se sitúan las profes y los profes del Clara Campoamor.

Regresando a nuestro barco pirata para emprender el viaje de vuelta descubrimos otra isla más pequeña en ese archipiélago de la planta baja del cole. Dicho lugar, según nos informó la profe, se hace llamar Isla de Dirección y Jefatura de Estudios y, dado que somos especialmente curiosos, decidimos explorarla. Por suerte este nuevo lugar no estaba desierto sino que se hallaba habitado por dos personas importantísimas en nuestro cole: Dani, el Director, y Marta, la Jefa de Estudios, quienes, muy amablemente, nos enseñaron los entresijos de su labor así como los elementos más importantes de esa inhóspita isla que acabábamos de conocer: dos grandes mesas para trabajar, ordenadores, teléfonos, cientos de horarios, etc. Si bien este lugar no era tan grande como el anterior la simpatía de las personas que allí encontramos lo convirtieron en uno de nuestros lugares favoritos y, sin duda alguna, en el mejor momento del día. El detalle más significativo y motivador vino de la mano de Dani quien, demostrando su creatividad, decidió colocar en nuestras manos el sello del cole, dejándonos perplejos el resto de la jornada, contemplándolo constantemente. Lo cierto es que ¿dónde se ha visto un pirata sin su tatuaje?

Con el recuerdo de un día lleno de emociones os presentamos el reflejo gráfico del mismo. ¡Piratas! ¡A descansar!

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