A lo largo de estas pasadas semanas el Mapa de Ruta de los navegantes de tres años ha sufrido algunos cambios. Aunque los destinos programados nos llamaban poderosamente la atención valoramos, en asamblea, que no podríamos pasar por alto la Sala de Juegos en la que, si bien es la misma en la que hacemos psicomotricidad, nunca hemos podido experimentar con los múltiples y variados juegos que allí se albergan para, entre otras cosas, hacer más llevaderos los recreos lluviosos en Primaria. Guiados por la profe más creativa y detallista del mundo, nuestra querida Vicky, vimos la pasada semana el aula de psico con otros ojos, descubriendo nuevos objetos y posibilidades en un lugar conocido.
Capitaneados por Alexis, llegamos a la Sala de Juegos interesados por lo que allí pudiera ocurrir. Las profes Vicky y Naza nos invitaron a sentarnos y escuchar la narración del cuento El regalo de las sirenas. Si por la mañana hablamos de este mitológico ser con nuestra profe visualizando imágenes en la tablet de clase, nuestra atracción por las mujeres con cola de pez aumentó más aún con la historia de Teles, la sirena que fue accidentalmente capturada por un pescador y que decidió vengarse despistando a los navegantes con sus hipnótico canto. El regalo de las sirenas concluye con la idea más bonita de cuantas pudieran existir: la posibilidad de colocar en el cielo una estrella brillante que guíe a los navegantes en sus viajes y que sea conocida como estrella polar. Dicho cuerpo celeste, así como la constelación de la que forma parte, la osa menor, apareció ante nuestros ojos a medida que la profe Vicky abría el telón del escenario del aula. Aunque con la emoción y el ímpetu que nos caracteriza llegamos a tirar abajo toda la constelación, la profe no lo tuvo en cuenta e incluso nos agasajó con unos paquetes dorados que al abrirlos formaban una nueva estrella y que contenían algo que iluminaría las noches oscuras de estos navegantes desorientados: la estrella polar que podríamos pegar en el techo de nuestro cuarto.
Tras un viaje cargado de sorpresas exploramos a fondo el territorio jugando con los elementos pequeños y grandes de cuantos conforman la sala de juegos, confirmando así que siempre puede surgir un mundo desconocido entre los elementos más conocidos del mundo. El truco está en disfrutar de todo lo que hacemos y no perder nunca la ilusión de un niño. Con las imágenes que ya forman parte de nuestro Bitácora nos despedimos hasta el siguiente mundo por explorar…